Muchos laboratorios están sujetos a requisitos reglamentarios que, por ejemplo, prescriben los sistemas de gestión de calidad. Por lo tanto, estos laboratorios están obligados a probar periódicamente los equipos de trabajo y los instrumentos de análisis, incluidos los (espectro-) fotómetros. ¿Qué pasa si tales regulaciones no se aplican a su laboratorio? En este caso, la prueba no es absolutamente necesaria, ya que no es obligatoria, pero ¿eso significa que no es importante?

Cualquiera le dirá que, dada la opción, preferiría evitar esfuerzos, tiempo y costos innecesarios cuando se trata de experimentos de laboratorio. Solo una ejecución fluida y sin errores de todo el experimento, de principio a fin, garantizará resultados precisos y reproducibles. Este proceso incluye el análisis, ya que la calidad de los datos obtenidos para cualquier muestra depende directamente de la calidad de la medición en sí.

Con respecto a una aplicación de laboratorio estándar como, por ejemplo, la cuantificación fotométrica de ácidos nucleicos, este principio implicaría que, además del procedimiento de purificación, el proceso de medición fotométrica necesita ser desafiado y probado regularmente. Los errores pueden deberse a un manejo incorrecto o la causa puede ser de naturaleza técnica. Al emplear un enfoque de solución de problemas adecuado con un análisis de errores «paso a paso», los errores de la aplicación se detectan con relativa facilidad [1, 2]. Por el contrario, muchos errores tecnológicos solo pueden descubrirse con la ayuda de mediciones comparativas y materiales de referencia [3, 4].

¿Cómo surgen los errores tecnológicos? El uso de fotómetros durante un período prolongado de tiempo puede provocar signos de desgaste que resultan del estrés mecánico. Además, diferentes factores ambientales (por ejemplo, temperatura, humedad, polvo) pueden afectar el rendimiento. Entonces, siempre existe el riesgo de daño o contaminación por uso o transporte. Dado que la fotometría es una tecnología de medición sensible, pueden producirse resultados incorrectos. Para identificar de forma fiable errores de esta naturaleza, es fundamental que los fotómetros se prueben periódicamente.

El primer paso es comprobar si hay daños visibles y suciedad, especialmente en el interior del eje de la cubeta. Si el instrumento está equipado con una función de autocomprobación integrada, ciertas funciones básicas también se pueden probar a intervalos regulares o según sea necesario (figura 1a).

Para obtener información detallada sobre la exactitud y precisión de los valores medidos, es esencial realizar pruebas fotométricas del (espectro-)fotómetro. Para ello, las mediciones se realizan utilizando materiales de referencia certificados y trazables (figura 1b). Estos comúnmente comprenden conjuntos de filtros con propiedades definidas que son capaces de establecer las longitudes de onda y la precisión fotométrica de un instrumento. Los valores obtenidos al aplicar los filtros se comparan luego con los valores nominales de los estándares de referencia, y esta comparación permite al usuario determinar si el instrumento funciona dentro de las especificaciones técnicas. Cabe señalar que los materiales de referencia en sí mismos deben probarse y certificarse periódicamente.

La inspección en profundidad de un fotómetro solo puede ser realizada por una empresa de servicio calificada. Dicho servicio comprende ajustes, reparación y certificación si se requiere.

Figura 1: Dos métodos para inspeccionar un Eppendorf BioSpectrometer®
a) Resultado de una autocomprobación del instrumento de la cinética del Eppendorf BioSpectrometer
b) Resultado de la prueba de precisión fotométrica de un Eppendorf BioSpectrometer utilizando el conjunto de filtros de referencia asociado

El monitoreo regular de los fotómetros puede garantizar que se sigan cumpliendo sus especificaciones, incluso después de un servicio prolongado. Los métodos de verificación apropiados detectarán y eliminarán las fuentes de error, salvaguardando así la calidad de los resultados del análisis.